Perfuman, aman sutil o embriagadoramente, rien, caminan descalzas y a veces sus pies son regados para volver a florecer.
Su vida es un destello y ruegan no terminar entre las páginas de un libro, si no, más bien, ... aún frescas, flotar hasta perderse sobre las aguas serenas y cristalinas de algún arroyo.
Como cualquier flor ignoran cuando cuándo están en su verdadero esplendor, y juntas brillan y perfuman mucho más.
Solas son una serena belleza y atraen poderosamente, pero su mayor felicidad es ser abrazadas fuertemente, aunque sus petalos se deshagan en ese abrazo.
Material del "Manual de las mujeres"
de María Fernanda Gutiérrez.