jueves, 9 de abril de 2009

BRUJERÍAS




maría fernanda gutiérrez
cuenta hechizos, revelaciones y brujerías
en EL DORINDA
Guatemala 4487
Palermo Viejo
Buenos Aires
sábado 25 de abril
21.00hs
entrada libre
salida a la gorra
http://www.esaseranbrujas.blogspot.com

martes, 7 de abril de 2009

MUJERES DE FLOR








Perfuman, aman sutil o embriagadoramente, rien, caminan descalzas y a veces sus pies son regados para volver a florecer.


Su vida es un destello y ruegan no terminar entre las páginas de un libro, si no, más bien, ... aún frescas, flotar hasta perderse sobre las aguas serenas y cristalinas de algún arroyo.





Como cualquier flor ignoran cuando cuándo están en su verdadero esplendor, y juntas brillan y perfuman mucho más.
Solas son una serena belleza y atraen poderosamente, pero su mayor felicidad es ser abrazadas fuertemente, aunque sus petalos se deshagan en ese abrazo.





Material del "Manual de las mujeres"
de María Fernanda Gutiérrez.

viernes, 19 de diciembre de 2008

ULTIMO MOMENTO !!





Alguna vez, habrán escuchado la expresión... "a pedido del público".




Pues bien, jamás imaginé que eso ocurriera con este regalo recién nacido...


Resulta, que en un primer momento, decidí regalarles el texto de "Esas eran brujas", en formato blog, hasta tanto, algún día llegara al papel; pero luego, ocurrió algo, que realmente no esperaba...

Muchas amigas brujas, comenzaron a enviarme, fotos, recetas, y toda su propia experiencia y sabiduría al respecto.




Me pareció sorprendente y MÁGICO, como debía ser!!!

Estoy muy feliz de sentir que ha comenzado a fluir esa energía "mágico-femenina" que de alguna manera nos "aquelarra".


... y que vengan más, AQUÍ ESPERO!!




HAY TANTO PARA COMPARTIR!!



jueves, 18 de diciembre de 2008

VIDA DE BRUJA





… “8.000.000 de personas fueron asesinadas durante la inquisición, lo cual hace un total de 55 personas por día, en cuatrocientos años…, la mayoría, fueron mujeres, tildadas de BRUJAS”…


(Liliana Felipe, cantautora)




A pesar de mi propia convicción de “bruja”, debo confesar que al haber terminado este libro, revisé varias veces el texto para cambiar algunos “bruja” por “hechicera”, como si eso suavizara los conceptos, y no salieran huyendo al leer determinados párrafos.
Yo soy una bruja felíz!!
Afortunadamente, acabo de participar de una reunión con varias compañeras, brujas todas, y me he sentido muy bien acompañada y revalorada en mis dotes. No puedo negar que aún mis dedos intenten escribir otra cosa, pero mi corazón sabe que esta pequeña brujita que se gestó en mi a la sombra de una moralidad no compartida, es hoy una bruja mujer que tiene mucho que brindar, a todos aquellos que saben que necesitan la magia de las brujas y sobretodo a los que aún deben descubrir su hechicero interior.
Alejada de cualquier intencionalidad feminista, quisiera dar en el comienzo, mi opinión sobre el “estereotipo bruja”, creado por hombres de una época oscura (y mujeres de todas las épocas…), que sintieron que la sabiduría natural y popular de algunas mujeres debía ser cercenada. El saber sobre herboristería, procesos lunares, en definitiva, la simple observación de la vida en la tierra que nos rodea, y la sabia comunión con ella, se tornó peligrosa para los que creían que “ese” conocimiento debía pertenecer a unos pocos y fundamentalmente, esos “pocos”, debían ser hombres relacionados con el poder en cualquiera de sus formas…
Teniendo, en todo caso, una mirada tierna sobre aquellas brujas de vestidos y bonetes negros, con jorobas o verrugas “ad-hoc”, quiero contarles lo bello y mágico, de… “ser bruja”.

Descubrí a mi bruja en la cocina, y luego la dejé salir a curiosear otros ambientes de la casa y por supuesto del Universo.
Inmediatamente, mi bruja se sintió muy cómoda con lo que descubría y con el despertar de su intuición, palabra fundamental en la vida de una bruja; al principio cuesta dejarse llevar por ella, pero después de tres o cuatro o cinco … “casualidades”, descubrimos y aprendemos que esa no fue una palabra inspirada en nosotras. Las casualidades no existen, no son ciertas, son simplemente la negación misma de nuestra sabia bruja que pugna por salir.
Este libro habla de varios temas fundamentales, reconocer a esa bruja, buscar otras compañeras de vida dispersas por el planeta, sentir a las que ya no están y vuelan entre nosotras, borrar los “mitos” de ser bruja… Y por otro lado, lo que todos esperan… un breve y efectivo listado de hechizos.
Aspiro a que algunos, muchos… todos, puedan escuchar su propia intuición, liberar ese tercer ojo mágico que nos empeñamos en cerrar, y volar hacia la Tierra de las Sensaciones, del sentir con el corazón y no con la mente, darse la posibilidad de preparar su primer elixir de amor, descubrirse comprando especias sólo desde el olfato o aprender que los sapos también son príncipes (si no, miren al que tienen al lado) que otras brujas, no tan malvadas, embrujaron en otro tiempo, porque no fueron correspondidas en su amor…
Mi consejo, respiren muy profundo todas las mañanas al despertarse, para sentir cómo su cuerpo se eleva de sus camas; cómprense el mortero más grande que encuentren, para moler ustedes mismas sus granos de pimienta, cardamomo, coriandro o enebro; acepten el pedido desesperado de ese amigo y elaboren para él su primer elixir particular… y amen a los sapos, nunca sabrán qué palacio las espera a la vuelta del próximo charco...




Ser brujas hechas y derechas…

Todas pasamos por un período de adaptación. Como los chicos en el jardín de infantes. Algunas lo hacen con sus respectivas madres, mientras van creciendo, y otras, totalmente alejadas para no potenciar sus poderes.
Sería bueno, antes de transitar los caminos del “desasnarse”, pensar quienes irían hoy a la hoguera, de no haberse abolido la Inquisición.


· yo


· Muchas amigas…


· Rigoberta Menchú, por ser indígena… y no tener alma!!


· Mi tía Zulema, que salió con seis hombres y no se casó con ninguno.


· Mi tía Laura, porque tuvo un hijo, y tampoco se casó con ninguno…


· Mis amigas Caro y Vicky, o Marie y Vane, por estar de novias… entre ellas!!


. Nuevamente yo, por fabricar elixires afrodisíacos pecaminosos.


· Lucy que es budísta, o Marita que es atea.


· Y ni que hablar, de mi amiga Wen… que habla con los muertos!!

Alguien pensó, que seguramente, mujeres como nosotras, ya hubiéramos muerto sobre una pira de ardiente quebracho colorado, de no ser porque muchas otras mujeres, alguna vez fueron escuchadas??
Quise hacerles gráfica mi duda, porque pasaron muchos años para que yo misma comprendiera la carga espantosa que recae sobre la palabra bruja. Tan terrible ha sido el significado que le dio el hombre del medioevo, que hasta los hermanos Green y el dulce y encantador señor Disney… (que en hielo descanse…), osaron dibujarnos, darnos forma y figura, y entonces en el imaginario popular, Marie ya no tuvo su sedoso pelo rubio, sino crines de caballo batidas sin lavar desde los últimos tres años. Zulema, hermosa con su metro setenta escultural, pasó a tener doble joroba con tres dientes menos en su sonrisa. Lucy, no tocó más el piano porque sus uñas crecieron tanto, que ya no se lo permitieron… y yo, mejor asustarlos con la sorpresa. Y así nos llevaron primero, por el camino de la fealdad, que pronto, al doblar la colina, se encontró con el de la blasfemia y la maldad, y desde aquel tiempo, bruja, fue sinónimo de demonio, persecución, pecado, gula, canibalismo, herejía y perversión; en lugar de seguir siendo las mujeres sensibles que siempre supimos ser, soñar, hechizar, pensar, sentir y amar.
Por eso, cuando nos llamen brujas, preguntémonos cuán dignas somos de recibir ese apodo.


Mi bruja y la cocina

Diría sin temor a equivocarme, que mi bruja nació en la cocina.
Desde allí hablaré y será vital explicarles cómo dejé que naciera la hechicera, que despertó a la bruja, allí.
Las brujas o hechiceras tienen en cualquier lugar del mundo, ciertas particularidades.
Suelen volar en sus escobas, preparar brebajes en sus calderos, tener un cuervo en su hombro y según sus años de experiencia, una verruga en la nariz.
A esta altura de mi vida he aprendido varias cosas de mi misma y sobre otras brujas que me rodean.
Por estos días he descubierto que, por sobre todas las cosas, amo usar mi caldero. Para mis amigos, para mí, o para cualquier desconocido desprevenido. Tal vez, cuánto más desprevenido, mejor...
Debo confesar, por otro lado, que me encuentro en pleno estudio de vuelo sin motor, pero todavía estoy en las preliminares. Hay vuelos que me salen bastante bien, planeo por las tardes, que es cuando más me gusta, de árbol en árbol. Sinceramente, prefiero los abedules, que son algo más cadenciosos cuando uno se apoya en ellos, tienen un suave contoneo que mece y calma al más exaltado de los humanos. Deberían probarlo. También me gustan los tilos y fundamentalmente, me tranquilizan… sin dudarlo, los recomiendo en el verano, cuando el follaje es tupido y sus hojas verdes claras alivian la mirada, sin mencionar el aroma fresco de sus flores, que por supuesto, al bajar del árbol, probaré en infusión.
Volviendo al vuelo sin motor, que hace años practicaba mi padre con dos alas de madera, dóciles y estilizadas; seguiré practicando un tiempo más, con el levitar de mis alas de maga. Lo de la escoba, aún no me sale, quizás no he encontrado la indicada. Por mi pago, casi todas tienen una, pero no sé cómo y cuándo la usan, porque por más que miro el cielo, nunca las veo volar en escoba, así que seguiré intentando con las alas del alma, que bastante bien me han resultado.
Ustedes pensarán, para qué quiere probar con la escoba, si con las alas le va tan bien??
Usar las alas del alma, es de cuidado.
Mas de una vez me ha pasado que subí fácilmente al abedul, pero me fue difícil bajar, y me han contado algunas compañeras, que con escoba uno maneja las velocidades y las alturas como quiere.
Recuerdo a mi abuela diciendo, - bajá de la palmera!! Y ahora entiendo, hablaba con mi aprendiz de bruja que ya volaba y no sabía cómo bajar. Yo sigo intentando, pero por ahora sin escoba, hasta que encuentre una bruja veterana que me explique el despegue y fundamentalmente el aterrizaje.
Mientras busco una buena maestra, sólo me ofrezco como maga experta en el ámbito del caldero, total con el vuelo, tengo tiempo.
Creo que me faltan varios años hasta llegar a la categoría de “Master en brujería” y obtener mi propio cuervo y una horrible verruga en la nariz.


Cuándo descubrí que yo era una bruja?


Desde la más tierna infancia, escuchamos todo tipo de cuentos que nos alientan a creer en dulces princesas y siniestras brujas. Por supuesto, todas queremos ser… princesas!!
Tengo un vago recuerdo de esos días, donde ni mis amigas, ni yo, queríamos ser “siquiera reinas", eso, era otra categoría.
Nosotras queríamos ser princesas, y por supuesto sabíamos, y más tarde esperaríamos que llegara el príncipe azul.
Si alguien nos hubiera enseñado cómo ser “dulces brujas”, hubiéramos sabido hechizar al príncipe deseado y después convertirnos en princesas del color que más nos gustara.
Es cierto también, que por aquellos días la mayoría de las nenas de sala de cinco, cuando pensábamos en una princesa, se representaba ante nuestros ojos, una mujercita frágil como de porcelana, con una sonrisa rosada en sus labios rosados, y unos tules rosas, haciendo juego, que le brotaban por todos lados; nadie podía calcular, que años más tarde una princesa y heroína, sería verde y la novia de Shreck!!
Pero yendo a mi descubrimiento, tengo que confesar que tuvo dos instancias. Primero reconocer el momento en que me di cuenta que yo no era, ni sería una princesa. Y segundo, el hallazgo de la bruja.


Porqué , “no princesa”…

Finalizaba el año 1970, y nuestra maestra del jardín de infantes comenzó a hablarnos de la fiestita de fin de año. Todos teníamos nuestros personajes asignados y comenzaron los ensayos…
La primera vez que pisé literalmente las tablas, fue en mi papel de “princesa” y mi partenaire, el príncipe Julio, había sido mi secreto amor desde sala de cuatro. Era rubio y de brillantes ojos celestes. Tenía la sonrisa más hermosa que había visto jamás (en mis experimentados cinco años de vida), tal vez por esto hoy ame a los feos, morochos y de ojos negros, de ser posible.
Mi madre y mi abuela, ya tenían diseñado mi traje, rosa, por supuesto. Por suerte aún no habían comprado los tules, cuando nos enteramos de la noticia…
“Cambio de roles”.
Una tarde, bajando del escenario, después del ensayo, la maestra me llamó tras bambalinas, para hacerme, “LA PROPUESTA".


· María, me he dado cuenta que tu mejor amiga, no puede hacer el papel de la Gatita Carlota, porque no se aprende la canción, y a vos te sale tan lindo…! Qué posibilidad habría de cambiar los papeles?


· Ninguna!!! - pensé yo… mientras que no salía ni una sola palabra de mi boca.

Sólo quedó flotando en mi inconsciente deseo.
Cómo decirle que no??!!
Era mi mejor amiga… y yo la princesa.
Por aquellos años, creía que las princesas eran nobles (según el diccionario, dícese de las personas honrosas, ilustres y honorables; aunque también en la misma definición, aclaraba: dícese de ciertos elementos químicamente “inactivos”). Sería que yo confundí los significados y antes de bajarme del escenario, pensé en que mi honorabilidad era quedarme inactiva?
Como sea, ahí nomás dejé la nobleza y fui directo al mundo de los mortales… o eso creí.
Hoy todavía recuerdo, perfectamente la letra de mi canción estelar, que me catapultó al mundo de las plumas, lentejuelas y sapos, tan lejano de los palacios reales…


… “yo soy la Gatita Carlota, y mi novio es el gato con botas, que usa sombrero de copa y unos guantes colorados”…


Recuerdo que era una gata colorada de manchas blancas, con cancan blanca y zapatos blancos… (ni siquiera era una gata negra, por lo menos!!). Bigotes dibujados, una cola larga y unas orejas gatubelezcas...
Mi amado Gato con botas, ni siquiera aparecía en el reparto!! Más tarde descubrí, que si por lo menos hubiera existido, habría tenido la posibilidad de besarlo y convertirlo en príncipe!!, total, a falta de sapos, buenos son los gatos…
Pasados los años, superé la situación, sin quedarme ninguna secuela fóbica felina, muy por el contrario, qué bruja que se precie, no tiene un gato revoloteando en su cocina?

El hallazgo de la hechicera…

Ya estaba más crecidita, y mis sentidos comenzaban a agudizarse.
Sabía cuando determinadas cosas iban a ocurrir, aunque no les daba importancia.
Finalmente, una tarde, amasando unos panes, desee el amor de mi homenajeado, y sin “propuesta indecente” por medio, se produjo!!
Por aquellos días, comencé con la elaboración de elixires y licores, y los efectos, uno a uno, se iban
produciendo.
Estaba naciendo a nivel consciente, mi intuición… y le hacía caso!!
Ya pasados los años, pude distinguir en la cara de alguno de mis comensales, el asombro, la sorpresa, la maravilla, y supe cómo lo había hecho.
También surgieron en esos días dorados, las dudas y comparaciones. Era yo una bruja? Una hechicera? Una cocinera con pretensiones?
Me quedé con la hechicera y los fui perfeccionando hacia la bruja de hoy día, pero entonces los comentarios de los que nunca entienden nada y suelen rotular rápidamente, ya me hacían viajando en escoba… y allí decidí aprender a manejar una.

Master en brujería

Ganemos algo de sabiduría y antes de seguir adelante, desprendámonos de ciertos prejuicios.
Por ejemplo, con los años, he descubierto algunas brujas “todo terreno” debajo de los tules rosa Dior de ciertas princesas…, así que empecemos a reconocer las diferencias.
Partiendo de esta premisa de “desprendimientos”, hay ciertas características habituales.
Las brujas tienen en cualquier lugar del mundo, ciertas singularidades y para llegar a cursar nuestro “Master”, deberemos estar preparadas y saber qué especialización deseamos…

Vuelo en escoba

Cualquier bruja sabe a estas alturas, que la escoba propicia debe tener su mango de palo de roble y sus ramitas o timón de cola, de abedul. Si tienen otro tipo de escoba, no se esfuercen, será en vano.
Habiendo fabricado su estandarte adecuado, ir al paso dos.
Dejar la escoba toda la noche al fresco, bajo la atenta luz de una espléndida luna llena, para que reciba un baño de luna completo; al día siguiente, seguir dejándola a la intemperie, pero esta vez
a la luz del sol, con el mismo fin. Cuando estos baños se hayan realizado, se deberá barrer toda la casa, esparciendo unas flores de lavanda en el suelo, para que se propague la serenidad (que también llegará a la escoba en cuestión)… esencial, para lograr un vuelo perfecto.
Finalmente, con la próxima “luna nueva”, buscaremos la ladera de un cerro, o una calle del barrio con un declive no menor a 45° y emprenderemos una carrera firme, repitiendo a viva voz…


… “volare, oh, oh, … cantare, oh, oh, oh, oh"...


Gocen de esta experiencia, que será como el primer beso de amor.
De allí en mas, el cielo es vuestro.


Tipos de escoba

La escoba adecuada, las acompañará toda la vida. Por eso es vital que sepan cuál hace juego con el alma de la bruja que vive en ustedes.
No es lo mismo una escoba para una bruja bohemia, que para una bruja capitalista. Aunque les parezcan términos en desuso, puedo asegurarles que no es así. La bruja bohemia tendrá definitivamente, una escoba con sujetador de libro, (para leer en vuelo) y portasahumerio de proa. En cambio, la capitalista, en el mismo sitio llevará su celular con MP3, MP4 y GPS. Miento??
Las diferencias no serán sólo por el tipo de personalidad de la bruja en cuestión, sino porque los vuelos serán también diferentes. La primera, hará un trayecto de 10km en diez o doce horas, porque se detendrá en más árboles y visitará amigos que casi no recordaba… por eso el libro, por ejemplo. La segunda, necesita estar siempre comunicada, para no perder el control NUNCA y por supuesto, ganar tiempo y dinero…

Otros tipos de escoba y de bruja??
La alternativa; no vuela en escoba. Si no en una pirámide de luz, en la que se introduce y despega al mejor estilo Apolo 11. En la pirámide, con ella, lleva su set de runas, el péndulo y también el portasahumerios
La despistada; vuela en lo que tenga a mano. He visto a algunas volando con una pala o el secador del baño… y una vez, vi volar una en una silla.
La ecologista; a veces se confunde con la “alternativa”, aunque ésta supone que los chakras, son una planta en extinción.